jueves, 24 de marzo de 2011

LAS HORMIGAS

Si metes un palo en un hormiguero, al instante estará invadido por miles de hormigas que atacarán al invasor para echarlo de sus dominios. Cuando yo era pequeño reté a mi amigo Santiago a ver quién de los dos aguantaba más con el dedo metido en el hormiguero.
¿Pares o nones? Perdió él, de modo que, tras varios amagos nerviosos, metió el dedo. Un ejército de bichos negros empezó a subirle por el brazo. Catorce segundos y el bueno de Santi empezó a correr por el jardín dando gritos y a sacudir el brazo con espasmos diabólicos.
Llegó mi turno. Santi, con su Cassio preparado para cronometrar, me miraba con dudas. Yo no podía echarme atrás. Allá voy, dije, y cerré los ojos con fuerza.
Noté de pronto un cosquilleo que se extendía hacia arriba. Mentalmente iba calculando el tiempo de forma que, cuando llegué a catorce, ya me sentí ganador y quise dejar el record lo más lejos posible para que nadie de la pandilla me quitara ese honor. Noté que algo llegaba al cuello, bajaba por el pecho, la tripa y continuaba por las piernas. Comencé a gritar como si así fuera menor el suplicio. Al final, abrí los ojos cuando no podía aguantar el picor de la cabeza. Vi a Santi totalmente impresionado, incapaz de cerrar la boca, y detrás vi también a mi madre que corría hacia mí con la mano levantada.
¿Tu eres bobo o qué? y del guantazo que me dio, me tiró a la piscina. Miles de hormigas se quedaron flotando mientras Santi tirado en el césped se partía de risa.
Han pasado treinta y cinco años y nos seguimos riendo cada vez que vemos un hormiguero. Una noche, a las tantas, Santi me dijo que el record estaba a punto de caer.

4 comentarios:

  1. Que grande eres Rafa, que grande. Un día te contaré como me grape los dedos intentado batir un record.
    :)

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  2. Pues a mí lo que más me ha gustado de todo ha sido lo del guantazo de tu madre, igual es porque me he acordado de los de la mía... :-)))
    Qué tiempos áquellos...

    (Sigo ríendo)

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