sábado, 2 de febrero de 2013

BRUCE LEE CUTRE

Cuando yo era pequeño vi una película de Bruce Lee, sólo una, y fue tal la fascinación que creó en mí que al terminar me fabriqué unos nunchakus como los suyos, pero cutres. Utilicé dos trozos mal serrados del palo de una escoba y una cadenita tan fina que parecía una esclava. El invento duró un par de gritos frente al espejo y bastaron tres minutos para que la falange del dedo corazón de mi mano izquierda se quedara mirando a Cuenca. Ya en el coche, camino del hospital, mi padre sonreía cómplice por mi percance, mientras mi madre, después del pertinente bofetón, miraba por la ventanilla pensando cual iba a ser la mentira que le iba a contar al médico para que no pensara que tenía un hijo 'idiota perdido'.

3 comentarios:

  1. Jajajjaj! creo que no fuiste el único en caer en esa fascinación. Todos los niños estaban encantados por aquel mago de las artes marciales y más de uno en su afán de imitarle se llevó algún que otro chichón o rotura.
    Recuerdo al salir del cine que era como una fábrica de Bruces Lees en miniatura.

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  2. Puede que no hiciera falta mentir, había un pabellón entero para las víctimas de Bruce Lee. Abrazos

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  3. Congratulations Mr. Caunedo. My Spanish is rubbish but I believe that I can understand your short story. Only one short note about it. My generation prefers Kung Fu. We was bald and we were making ourselves call "small grasshopper".

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